Continuando con los aspectos de la vivienda que han ido evolucionando a través de la historia, llegamos a las viviendas con patio interior.
Esta tipología, cuyos orígenes más conocidos se remontan a las casas con atrio de la antigüedad griega y romana, evoluciona desde los tipos elementales de la casa itálica hasta las viviendas de las ciudades de Pompeya y Herculano, arrasadas por la erupción del Vesubio.
La historia ha demostrado la continuidad existente entre este tipo de edificaciones a lo largo del tiempo, que presentan algunos rasgos característicos: solares de proporciones cuadrangulares, con una o dos plantas, carentes de aberturas a la calle y dotadas de un pórtico cubierto por una galería en su lado interior, a la que dan acceso todas las habitaciones. Construcciones de este tipo son corrientes en los países mediterráneos, incluidas las áreas de cultura musulmana, donde las condiciones climáticas y el contexto social y religioso han facilitado su pervivencia hasta la llegada de las influencias europeas.
* La vivienda en la Edad Media.
Con la aparición en el siglo XI de una nueva clase social, la burguesía, la vivienda sufrió una importante modificación. La burguesía estaba formada por gentes de oficio, artesanos y comerciantes.
La aportación de la burguesía a la transformación de la vivienda consistió principalmente en la utilización de la misma como lugar de trabajo.
En la planta baja se solía ubicar la tienda (o taller en caso de tratarse de un artesano), dónde se ejercía el oficio al mismo tiempo que se atendía a la clientela; en el primer piso había por lo general una sola estancia, donde se desarrollaban las diferentes actividades cotidianas.
En la casa vivían el burgués y su familia, los aprendices del oficio y la servidumbre; todos ellos compartían la vivienda. En este caso, es bastante evidente la falta de intimidad.
Otro aspecto destacable es el mobiliario. En el interior de esta sala había pocos muebles, distribuidos según las necesidades del momento; así, según fuera de día o de noche, el espacio se transformaba de una manera o de otra. El mobiliario solía ser móvil o desmontable, característica que ha pervivido hasta nuestros días en algunas piezas como sillones, camas, mesas, sillas, etc.
¿Sabía que la idea de mobiliario, como elemento doméstico, proviene de esa época? No obstante, algunos elementos tienen su origen en culturas antiguas, como la egipcia.
Utilizar los espacios para distintas funciones implica colocar distintos tipos de mobiliario, y el hecho de tener que moverlo supone diseñarlo mejor, hacerlo más práctico y dúctil.
* La nobleza en la vivienda: El Renacimiento.
Uno de los movimientos que más ha incidido en la cultura mediterránea ha sido el Renacimiento, que corresponde cronológicamente a la época inmediatamente posterior al período medieval. Sus inicios se encuentran en la Italia del siglo XV y su prolongación por toda Europa se efectúo durante el siglo XVI.
Durante este periodo aparecen dos nuevos tipos de vivienda: el palacio urbano y la villa o casa de campo. Uno de los principales arquitectos de estas construcciones fue Andrea Palladio con sus palacios, villas y edificios religiosos.
- La vivienda urbana.
Los clientes de Palladio querían que su palacio fuese una afirmación pública de su fe humanista, de su riqueza y se su posición social. Así pues, sus edificios estaban cargados de ornamentos y delicadezas. Se trata de edificios de varias plantas con una clara diferenciación de usos en cada piso.
La distribución típica del palacio urbano contemplaba la ubicación de los almacenes en la planta baja, de las salas de recepción en el primer piso, de los dormitorios en el segundo, y finalmente, el alojamiento de la servidumbre en el desván.
Muchos de estos palacios tienen pórticos centrales, rematados por frontones y flanqueados por alas muy simples.
El edificio urbano fue concebido para solares estrechos y profundos que daban a calles estrechas, y los ejemplos de mayor tamaño requerían un patio central para la iluminación y la ventilación, similar a los comentados anteriormente.
- La villa o casa de campo.
En el Renacimiento apareció el concepto de la segunda residencia, en el sentido que aún tiene en la actualidad. Las villas eran los palacetes o las casas de campo donde los nobles y señores se retiraban a descansar.
Por lo general, las villas representaban lo mejor de dos mundos, el del agricultor y el del caballero. Esta unión era nueva en la arquitectura renacentista y suponía establecer un nuevo tipo de relación entre el campo y la ciudad.
* Decoración exuberante: Herencia del Barroco.
En la época de transición entre los siglos XVI y XVII, el mueble empezó a convertirse en un elemento fijo de la vivienda: los modelos empezaron a multiplicarse y su tamaño aumentó de forma notable, debido en parte al desarrollo que experimentó la arquitectura en Francia, en tiempos de Luis XIII (1601 - 1643), y su influencia en las monarquías europeas.
A finales del siglo XVI apareció el movimiento Barroco. Para una parte de los historiadores, el Barroco representa una adquisición fundamental que ilumina la historia de las artes y de las ideas desde la época final del Renacimiento hasta la Revolución francesa.
De acuerdo con esta concepción, el Barroco se convierte en la expresión estética de una sociedad profundamente monárquica; su vanidad, su gusto por la grandeza exagerada y su sentido especial para la creación de majestuosas escenografías están destinados a exaltar la gloria del soberano y de su corte.
Sus búsquedas y hallazgos ornamentales testimonian una voluntad que trata de destacar la perfección alcanzada por la clase social dominante.
Bajo estos principios se construyeron numerosas residencias y los castillos que se edificaban en el campo fueron perdiendo definitivamente su aspecto defensivo medieval hasta adquirir la apariencia residencial de palacios.
En su interior comenzó a desarrollarse la distribución de las habitaciones, y se acostumbraba celebrar recepciones en las salas o en las galerías para fiestas. En las mansiones parisienses hizo su aparición el comedor, entendido como estancia destinada únicamente a esta actividad.
Por otro lado, las salas de recepción estaban relativamente poco amuebladas; las comodidades se reservaban para las cámaras o dormitorios y antecámaras, donde se desarrollaba la vida privada, con lo que se convirtieron en confortables y acogedoras dependencias.
La decoración llegó a desempeñar un papel muy importante, y la utilización de tejidos, por lo general de origen italiano, para el revestimiento de muebles se fue haciendo cada vez más frecuente ( es decir la frecuencia de muebles tapizados). Los tapices murales de entonces son un antecedente del papel pintado posterior.
También se enriquecieron las habitaciones de la nobleza y de la burguesía, que se instalaron en los nuevos palacios construidos en la ciudad.
Todo ello dio lugar a una era en la que la decoración desempeñaría un papel muy importante dentro de la vivienda. Cueros grabados o bellas tapicerías cubrieron las paredes, se pintaron los techos y se decoraron los revestimientos, surgieron conjuntos de objetos de orfebrería, estaño, cobre y otros materiales como objetos ornamentales que se exhibían encima de los muebles. Del Barroco nos queda la herencia, en relación al interiorismo doméstico, de la exuberancia de la decoración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario